El Mar y el Viento que Sopla: Una Reflexión para los Navegantes del Club Naval de Deportes Náuticos

Estimados socios y amantes del mar,
¿Alguna vez se han preguntado por qué, después de una jornada agotadora en tierra firme, sienten esa irresistible necesidad de volver al agua? ¿Por qué el simple sonido de las drizas golpeando contra el mástil puede despertar algo profundo en su interior?
En el corazón de cada navegante late una pasión que va más allá de la lógica. Es una fuerza que nos impulsa a regresar una y otra vez a las aguas de nuestra querida bahía de Valparaíso, a pesar de los desafíos que el Pacífico nos presenta con sus vientos cambiantes y sus mareas impredecibles.
La Sabiduría de E.B. White: "No Puedo No Navegar"

El escritor estadounidense E.B. White, en su ensayo atemporal «The Sea and the Wind That Blows«, logró capturar con palabras lo que muchos de nosotros sentimos pero raramente podemos expresar. White no era un navegante profesional, pero entendía profundamente esa conexión casi primal entre el ser humano y el mar.
«I cannot not sail» – escribió White. «No puedo no navegar.»
Esta declaración, aparentemente simple, encierra una verdad que resuena en cada uno de nosotros. No es una elección consciente; es una condición del alma. La navegación se convierte en parte de nuestra identidad, y la ausencia del mar se siente como una privación fundamental.
Lo Que el Mar Nos Enseña
Cada salida desde nuestro club es una masterclass de vida:
La paciencia se aprende durante esas tardes de calma chicha frente a la costa de Viña del Mar, cuando el viento se niega a soplar y debemos esperar.
La humildad nos llega con el primer temporal que enfrentamos, cuando nos damos cuenta de lo pequeños que somos ante la inmensidad del océano.
La intuición se cultiva leyendo el cielo marino: nubosidades densas y oscuras asoman por el norweste, el contorno del horizonte se disuelve, y el viento cambia de tono anunciando la borrasca que se avecina.
La camaradería se forja en esos momentos compartidos: la regata del sábado por la mañana, el asado después de una navegación exitosa, o la mano tendida cuando alguien necesita ayuda en el muelle.
Más Que un Pasatiempo: Una Filosofía de Vida

White nos recuerda que la navegación trasciende lo recreativo. En nuestras aguas, entre Valparaíso y Concón, cada navegante descubre no solo las corrientes marinas, sino también las corrientes de su propia alma.
Cuando soltamos amarras, no solo liberamos el barco; nos liberamos a nosotros mismos. En el mar encontramos una libertad que la vida moderna rara vez nos permite experimentar. No hay emails, no hay tráfico, no hay prisa. Solo existe el presente: el viento, las olas, y la perfección del momento.
Un Llamado a la Acción
Para aquellos socios que han dejado que la rutina los aleje del agua: el mar los espera. Su barco, aunque haya estado quieto por meses, recuerda el camino de vuelta a casa.
Para los navegantes regulares: ustedes son los guardianes de esta tradición milenaria. Cada vez que salen, mantienen viva la llama de la exploración y la aventura.
Para quienes aún no se han decidido a dar el paso: los invitamos a descubrir por qué White no podía «no navegar». Vengan a nuestras actividades de iniciación, hablen con nuestros instructores, sientan por primera vez cómo el viento llena una vela.
Nos Vemos en el Agua

El próximo fin de semana, cuando vean las velas desplegándose en nuestra bahía, recuerden las palabras de E.B. White. Cada navegante allí afuera está viviendo esa declaración: «No puedo no navegar.»
Porque al final, no navegamos solo por placer o por deporte. Navegamos porque es parte de quienes somos. Navegamos porque el mar nos llama, y nosotros, inevitablemente, respondemos.
Que sus velas se llenen de viento y sus horizontes se expandan con cada nueva travesía.
¡Los esperamos en el agua!
Reinaldo Romero Salamanca
Director del CICDEN

Pódcast: El Mar y el Viento que Sopla



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2 comentarios
Un maravilloso resumen de lo que implica navegar a vela.
A «Lo que el mar nos enseña» le agregaría que nos proporciona un grato contacto con la naturaleza: el viento en la cara, el maravilloso espectáculo de un atardecer o amanecer, la alegría de avistar una ballena o simplemente, escuchar el viento pasar por la jarcia
Muy buen artículo, habla de algo poco usual, nuestra necesidad de volver a humanizarnos, junto al audio podcast, el que hace un excelente análisis; navegar es hacer una pausa en la vida, es verla desde el mar, reflexionar y soltar amarras, volver a la calma y tranquilidad, equilibrar y alinear. Ver pasar la vida desde el mar hacia tierra, es como vernos a nosotros mismo fuera del bullicio, el ruido, la agitación, el exitismo; para reconocernos en este tránsito de un]os cuantos años por esta existencia, y reflexionar y recogernos a lo trascedente. Navegar es un llamado desde lo más esencial y profundo de nosotros mismos!!!